domingo, 8 de octubre de 2017

Hola de nuevo.

Quítate ese maquillaje de más, no me deja ver bien tu sonrisa y ensucia tu cara, deja esos zapatos que tardaste en escoger al lado, tu cabello está perfecto, deja de peinarlo con tu mano, deja de pararte derecha que así estás perfecta, ese abrigo te va muy bien, los aretes que traes puestos están muy lindos y gracias por cuidar que sean del mismo color que el de tus uñas, noto que vienes nerviosa  desde que me viste sentado aquí, pero tu tranquila que no te voy a saltar encima, ¿Ves mi camisa?, yo también tarde mucho en escogerla, y cuidar mi olor, está perfectamente planchada y eso por qué sabía que te vería, ya noté que no eres la niña que conocí, sé que no te querrás sentar para ver tu cuerpo más orondo, así que acompáñame a caminar, tu manera  de andar no ha cambiado,  Y mírame aquí, otra vez, no sé si debo estar feliz o preocupado, para tu mala suerte mi felicidad va ganando y digo mala suerte por qué cuando estoy más feliz es cuando las cosas me salen mal, espero no sea ese tipo de ocasiones, creo firmemente que si me hubieran dicho hace unos meses que hablaría contigo lo hubiera creído muy muy rápido y hasta me hubiera puesto impaciente me imaginé mil y un escenarios donde predecía tu reacción al hablar conmigo, al ver un mensaje mío en tu celular y quien lo diría -“era un día  más” sinceramente me cuestioné mucho sobre si hablarte o no, pero me ganaron las ganas de saber de ti, y en muchas ocasiones me daban ganas de llamarte y preguntar cómo estabas, parece que solo pasaron 2 días de la última vez que te ví, estos casi 5 años sin perderme en tu forma de ser han sido largos y vaya que los estoy disfrutando, me gusta caminar y escucharte, esa forma de platicar tu día me hace volar, déjame tomar tu mano, están tan frías como la primera vez que te tome de la mano, alguien olvido que debía tomarlas fuerte y ponerlas calientitas para ti, pero no hablemos del tema con apellido, cuéntame, sentiste lo mismo que yo al despertar al saber que me ibas a ver?, -“sinceramente con un miedo tremendo” 

Me asegure de tener dinero pero viendo que solo quieres caminar no quieres cenar, viendo que estás muy contenta de verme no quieres ir al cine, estás jugando con mis dedos por qué sientes que no soy yo y por eso creo que piensas que no quieres ir a la feria. 
Estás tan grande y veo que quieres que te abrace, me está quemando esta necesidad de besarte pero prefiero tomar tu mano y caminar, escuchándote, no sé tú cuantas veces caminaste pensando en mí pero créeme cuando digo que imaginé muchas veces este escenario, sentí que jamás volveríamos a vernos pero algo dentro de mi sabía que volveríamos a él mismo punto de partida, platicando de todo y nada, buscando entre los recuerdos las cosas que nos debimos contar antes de terminar y buscando los días en que nos pasaron cosas inimaginables para contarlas hoy, pues todas esas noches en las que pensaste lo mismo que yo -“Ojalá estuvieras aquí” están pasando Justo en este momento, tratando de no olvidar nada y contar todo lo que no pudimos contarle a otras personas para no hacerlas sentir mal, reírte con el viento y no poder explicar el por qué de esa risa, es un trago amargo que me tome muchas veces.

Pero, mírame aquí, no quiero que termine y pienso tanto en el final, creo que la vida me tiene acostumbrado a perder lo que más quiero que siento que esta vez es igual, sé que estás más relajada  y tú manera de caminar ya volvió a ser la que yo conozco, esta noche es fría y tus manos delatan tu escalofrío, estoy listo para decir cuánto te quiero, pero el despertador está apunto de timbrar.