lunes, 7 de octubre de 2019

Nuevo día, la misma mierda.🌿

Ayer por la noche estuve esperándote, estuve recostado, y dejé la puerta abierta para que tu recuerdo entrara sin problemas, ya me hacía falta verte de nuevo, necesitaba algo más que la realidad, entonces comencé a imaginarte.

Como es tu costumbre llegaste tarde y es por eso que hoy en la mañana desperté con sueño de más, llegaste tan tierna como siempre, pero con la piel fría, esperando entrar en mis sábanas, sabías que encontrarías calor en mí.

Intenté hacerte el amor, pero uno no puede besar recuerdos, así que me puse a platicar contigo, y abracé esa almohada que ya está harta de fingir que eres tú, comenzamos a platicar, y aunque en la "realidad",  yo estuviera bloqueado de tus llamadas, porque tú ahora eres candidata por el fin de comenzar una vida sin mí, por este lado yo reía contigo antes de dormir.

Tenía ese sueño de todas las noches, de usar traje negro y verte con un vestido largo, siendo la envidia de media ciudad, y siendo el sueño de la otra mitad, pero en la "realidad" había alguien más y era eso lo que me dolía, así que en mi fantasía, yo podía escucharte claramente decir:
 -"Acepto "

Una vez más vi tus piernas desnudas, pero esta vez no intenté acariciarlas, pues sabía que terminaría tocando alguna sabana de mi cama, y me bastaba mirarlas, entonces te volteaste, insinuando tu espalda llena de lunares, una espalda fría, una espalda perfecta, una espalda suave, no podía tocarla, pero podía verla hasta el fin de la eternidad, o hasta quedarme ciego, esa era mi decisión.

Miré tu cabello, aquel entrometido de siempre, ese lacio celoso que nunca nos dejó darnos un beso, ese que siempre me dio comezón en la nariz, ese que peinabas durante horas para verme a mí.

Yo estaba entrando en sueño, pero no me quería dormir, dejaría de verte, y ese no era un desenlace feliz, así que intenté con todas mis fuerzas seguir despierto, para poder admirarte en ropa interior, y me aferré a mi última proteína de energía, estaba siendo cruelmente asediado por el sueño, y mi fervor de mirarte al menos un par de minutos más, era descomunal.

Parecía que ganaría, parecía que lograría vencer el insomnio y no dormir para quedarme un ratito más viendo tus ojitos.

Pero sólo parecía.

Entonces perdí la batalla, y comencé a hundirme en sueño, podía ver tus manos cerca de mi rostro, apunto de recibir una caricia, un nudo en mi garganta me dijo "Hola" y yo intenté ser descortés, pero no me funcionó, sabía que lloraría,  y que no tendría una caricia,  que sólo era producto de mi imaginación tardía, a altas horas de la noche.
 
Luché por verte un poco más, y sin darme cuenta tu recuerdo se quedó conmigo hasta las 3:32 am, se marchó temprano, porque cuando desperté y busqué tu olor ya no estaba, el lado de tu cama estaba frío, y una vez más, tenía un nuevo día, y la misma mierda.

El burro del señor Narciso.

¡Ah! que burro tan necio el del señor Narciso, no camina y patalea cuando le dan con el fuete, los mecates que tiene en la cara no son suficientes para contener a la bestia, o más bien para obligarla a andar.

Es ridículo que un burro se haya enamorado, en especial por que las historias bonitas nunca hablan de burros, tal vez tiene la mala costumbre ser tan necio, que es por eso que no la ha olvidado, míralo, es un saco de recuerdos que suspira mientras busca la tierra cuando camina.

¡Ah! que burro tan necio el del señor Narciso, el dueño lo ha visto mirando las estrellas, y él también le ha aconsejado que eso no servirá de nada, que podría mirarlas toda la vida y no representaría ningún esfuerzo.

Mira sus orejas, es un pobre diablo que no tiene derecho a ser feliz entre 2 a 3 meses, se queda despierto a altas horas de la noche por amor pasado que no recuerda ni su nombre, y a ella le molesta oírlo hablar de amor, ¡Ah! que burro tan necio el del señor Narciso.

Tan necio que los consejos no le entran y los recuerdos se le salen, tan tonto que recuerda su risa mientras ella ríe con otro, deberían darle con un palo en la cabeza, pero ser tan tonto no es tan malo.

Se le está escapando la vida, y no está en camino, ni siquiera lo intenta, se le está escapando el tiempo por estar pensando en aquella burra.

¡Qué mula!, diría mi abuela, el burro tan necio como un fleco desordenado después de la siesta de las 3, triste e inamovible, perdonando al sol por estar parado en una brecha estrecha y curva cerca de un árbol de frondosa sombra, ¡Ah! que burro tan necio el del señor Narciso.

Un tanto tonto que reír le parece poco, pues la recuerda de poquito a poco, suspira y recuerda como si no tuviera vida, los recuerdos se le salen por los ojos y aquella mula ni se acuerda del burro, ya deberías saber que tu amor no le agrada, ¡pues a ella no le agrega nada tuyo!. ¡Ah! que burro tan necio el del señor Narciso.

No sirve de mucho que llore y no sirve de nada que ría, se le nota en toda la cara que no tiene suerte ni de noche ni mucho menos de día.

Ya deja de pensar en ella, le gritaban las nubes, el viento no era educado y le arrojaba tierra a los ojos para hacerlo sentir más miserable, ¡Ah! que burro tan necio el del señor Narciso.

Si las calles hablaran, te dirían el nombre de su nuevo amor, pero tienes suerte que sean mudas y te miren con pena ajena, tienes suerte de no entender a los pájaros que ellos si tienen mucho que decir de ella y su nuevo amor.

¡Ah! que burro tan necio el del señor Narciso, vete a casa a llorar solito, escóndete donde nadie te vea, que aquí sólo haces generar preguntas con la gente, no les digas por qué, pero diles que te duele.

No digas su nombre, porque ya no olvidas, y  ¿por qué estas triste?, ya no le pidas  que se quede porque eso no se pide,  mejor duerme y mañana te pones a trabajar, porque llorar no te da de comer, y por qué le haces mucha falta al señor Narciso.