jueves, 11 de octubre de 2018

La incógnita.

Yo soy ese chico raro con el lápiz en la oreja que te mira y piensa cosas cursis, las escribe una y otra vez y  las vuelve a borrar, las cambia para que no pienses que es un idiota aunque suspira cuando te mira sonreír en una foto.

Ayer por la noche la luna habló conmigo, entre huracán de ideas de como salir del anonimato y llevarte a caminar por un largo rato, ella admitió que te tiene envidia, me dijo que odia cuando tus pupilas brillan más que ella, pero tiene razón, brillas más, brillas mejor.

No se nada de matemáticas, pero estoy pensando seriamente en impresionarte cuando me mires con un libro de baldor bajo el brazo y estoy buscando una calculadora científica con foquitos, para impresionarte y que me mires boquiabierta.

Entonces mi problema es este, para llegar  ala raíz de la cual no me he animado a hablarte necesito encontrar entre mis pensamientos la mejor excusa, si no me confundo entre los signos, con algo de suerte puedo despejar las múltiples respuestas.

Restar cobardía, sumar valentía y multiplicarla por los exponentes, donde la incógnita  de "X" es el mérito del cual no tengo un mensaje tuyo esta noche, el factor común es que como todas las noches estoy viendo tu foto desde aquí, y no tengo ni la más mínima intención para vencer el temor de quedar entre los demás mensajes que están entre los demás changos malolientes, que te rodean.


Me dispongo a decir que si esta noche no te robo una sonrisa, tengo que apartar el primer término, que es una plática corriente, del segundo término que son mis mejores chistes, y dejar de ser un tipo cualquiera que te trata como todos, para que eleves al cuadrado mi miedo cuando me digas que si quieres ir conmigo a buscar el árbol más genial de la semana.

Si tengo algo de suerte puedo contar la cantidad de fracciones en las que me vas a partir cuando por fin escuche como ríes y cierras los ojos, esperando que el denominador no sea tan grande y que el numerador sea mi número de la suerte.


Por que la fuerza con la que me tiemblan las piernas es directamente proporcional a la aceleración con la que me late el pechito cuando hablo  de ti, y entre tantas matemáticas me puede doler la cabeza.

Si quieres podemos dividir la pena, te invito un café o en el mejor de los casos me invitas a salir de mi cueva, te quitas los lentes y sonríes mucho, de esa manera seré un Pepe Lee Pew, y tú el gato que corre por miedo, honestamente estoy aprendiendo a dar la patita y dar vueltas de carro para que me mires con asombro, tengo muchas cosas que escuchar de ti, como tu color favorito, y como es que te gustan los chicos.

Para dejar de ser ese tipo que llega desconocido y empezar por saludar, mi nombre es fácil de recordar, tengo 2 nombres aunque tu puedes llamarme cuando quieras, esta mañana olvide escuchar mi horóscopo y tengo miedo preguntar si quieres salir conmigo.

Espero que no seas ese tipo de chica que las impresionas con cualquier cosa, existen las que piensan que por distinguir ay,hay,ahí ya eres una persona letrada pero no saben que es un diptongo, existen aquellas que dicen que "pueden ser las dos al mismo tiempo" y no saben que es un campo semántico, espero que tus lentes divisen la delgada línea entre sentido común y surrealismo.

Si te puedo impresionar fácil, trabajo, estudio, voy al gimnasio, toco tres instrumentos, vuelo, controlo el clima, puedo ver el futuro y en invierno soy un perfecto abrigo, sólo por si las dudas, si no eres fácil de impresionar, mi parte favorita del libro de "La divina comedia" es cuando Dante describe la puerta del infierno, tengo un bonsái llamado Bongo y me corto el pelo todos los lunes.


En todo caso, con poca prisa, mucho miedo, bajo ego y temblor:

-"Hola"

miércoles, 3 de octubre de 2018

Milbenahá.

De la manera más ridícula, te presento sin prisas el protagonista de esta historia, un vendedor de palomitas del centro, aquel  joven que mira con asombro a los niños jugar y se divierte con los pajarillos de la plaza en un lugar olvidado cerca de la fuente, la gente pasa y el ofrece su mercancía de una manera muy inusual, arroja palomitas a tus pies y los pajarillos hacen su trabajo.

Este hombre había conocido un pastor de ovejas apenas hace unos dias, cuando el hombre con la frente llena de sudor se sentó unas bancas cerca del puesto, el protagonista se acercó sin prisas a saludar, y tuvieron esa platica rara de 20 minutos, interesante y perdida en todo, sin dejar ningún tema afuera, por que era costumbre del vendedor de palomitas tomar un tema y cambiarlo después de 2 minutos.


El hombre quedó fascinado con la manera de platica de nuestro protagonista, y como nuestro secundario tenia prisa, se levantó, se despidió con un fuerte apretón de mano dado a eso, tuvo un nuevo amigo para saludar de reojo cuando caminara por ahi, y al menos levantar la mano cuando caminara cerca de la plaza al lado de la fuente cerca del rincón olvidado donde hay muchos pájaros.

Para no hacer una historia larga y que te cueste trabajo leer sin aburrirte, esta historia esta colocada justo en el momento donde el vendedor de palomitas conoce a la hija del pastor, y se enamora de ella como no lo había hecho nunca, quizá describiendola con las mejores palabras que había aprendido leyendo el diccionario.

Podía perderse en detalles cuando mencionaba a aquella mujer con manos de algodon, mejillas de nube ojos de cielo y sonrisa de angel, era más fácil de describir por las noches por que la Luna le ayudaba a decir cosas cursis y palabras ridículas de amor.

El Pastor nada tonto noto que aquel vendedor de  palomitas, estaba enamorado de su hija, y convenció al joven a buscar la zanahoria más grande que haya visto, y la trajera hasta el patio trasero de la casa del pastor, y el mismo cedería a su hija, con el permiso de casarse.


Hombre oportunista, que sabía la dirección del éxito, señor con canas de sabiduría y ojos de fiera, al lado estaba el vendedor de palomitas que sin pensar mucho tiempo sabía a donde ir, a la tierra de gigantes  cerca de la mina de los enanos llevando un puerco y hacer un trueque entre mercantes, regresar victorioso.

Y así fue, yo lo soñé y es por eso que cuento la historia de inicio a cola como si la hubiera visto ayer en la tv, la historia tiene muchos disparates quizá los más graciosos es que tuvo un grillo el cual se hizo su amigo y caminaron hasta aquel pueblo de gigantes, el grillo sabía hablar en Dileneté lengua de los gigantes, llevaban con una cuerda al puerquito en cuestión, cerró una noche de lunes su puesto de palomitas que estaba en un rincón olvidado cerca de la fuente donde hay muchos pájaros y ahora la aventura los abrazaba.

Esta historia es tan trillada que tiene los mismos malvados, los mismos peligros  de toda película infantil y también la escena donde cantan y bailan alrededor de una hoguera, lo diferente es el final, por que el final de esta historia es algo, un poco, pero no mucho, y sin exagerar, rozando la palabra "raro".


Pues el chico sabía que el regresar faltaría solo enamorar a aquella linda niña, el cual sólo su nombre era más bonito que su mirada, sólo tenia que enseñarle los dibujos que hizo para ella y mostrarle algunos cantos que escribió para ella en dueto con la Luna y nubes como publico, regalarle todas las flores que el planto en su huerto todos los domingos, y ahora tenia claveles para lunes, margaritas para martes, orquídeas para miércoles, girasoles para jueves y para todo el fin de semana rosas de colores excéntricos.


Su jardín era un Arsenal de amor, y el sólo tenia que enseñarle que era verdad, pero la felicidad y la victoria no esta entre estas líneas y tampoco los finales felices.

Pues, la tarde que llego, después de caminar y tener un duelo de caballeros, nadar feroces rios, pelear con tigres y perder a su amigo el grillo a manos de una gran araña, sólo tenia que terminar la misión, y es aquí cuando las nubes se posan en el cielo y se hace oscura la semana.

Ella ya estaba enamorada del bufón del castillo, un tipo estúpido con cascabeles en un gorro estúpido con vestimenta estúpida y manos estupidas, era un estupido, pero aquel estúpido tenia el amor que el vendedor de palomitas no tenia.

El secreto del bufón no era más que saber de memoria el chiste del gatito, el cual era el favorito de la hija del pastor, encajaba en la familia, la hacia reír hasta tener calambres en la barriga y ganaba siempre en el juego del cacahuate. De ahí en fuera no tenia nada interesante que ofrecer más que un chiste nuevo, y ella estaba fascinada.

Así que ese es tu alegórico final, el durmió al lado de un gorro de cascabeles todas las noches tratando de aprender el chiste del gatito, murió loco con el cabello largo y con barba sucia, con el mismo par de calcetines y recordando a su amigo el grillo del cual aprendió a decir algunas cosas en Dileneté, la última palabra del grillo fue  -"Milbenahá"  que significa te veo mañana, y la cual nunca aprendió a decir por que era un calabre seguro en la lengua.

Nunca se volvió a abrir el puesto, ya no era olvidado, por que la gente pasaba por ahí buscando platicar con el vendedor y no estaba,  de la fuente dejó de brotar agua, desapareció manos del tiempo, y ya no había pájaros.