Yo soy ese chico raro con el lápiz en la oreja que te mira y piensa cosas cursis, las escribe una y otra vez y las vuelve a borrar, las cambia para que no pienses que es un idiota aunque suspira cuando te mira sonreír en una foto.
Ayer por la noche la luna habló conmigo, entre huracán de ideas de como salir del anonimato y llevarte a caminar por un largo rato, ella admitió que te tiene envidia, me dijo que odia cuando tus pupilas brillan más que ella, pero tiene razón, brillas más, brillas mejor.
No se nada de matemáticas, pero estoy pensando seriamente en impresionarte cuando me mires con un libro de baldor bajo el brazo y estoy buscando una calculadora científica con foquitos, para impresionarte y que me mires boquiabierta.
Entonces mi problema es este, para llegar ala raíz de la cual no me he animado a hablarte necesito encontrar entre mis pensamientos la mejor excusa, si no me confundo entre los signos, con algo de suerte puedo despejar las múltiples respuestas.
Restar cobardía, sumar valentía y multiplicarla por los exponentes, donde la incógnita de "X" es el mérito del cual no tengo un mensaje tuyo esta noche, el factor común es que como todas las noches estoy viendo tu foto desde aquí, y no tengo ni la más mínima intención para vencer el temor de quedar entre los demás mensajes que están entre los demás changos malolientes, que te rodean.
Me dispongo a decir que si esta noche no te robo una sonrisa, tengo que apartar el primer término, que es una plática corriente, del segundo término que son mis mejores chistes, y dejar de ser un tipo cualquiera que te trata como todos, para que eleves al cuadrado mi miedo cuando me digas que si quieres ir conmigo a buscar el árbol más genial de la semana.
Si tengo algo de suerte puedo contar la cantidad de fracciones en las que me vas a partir cuando por fin escuche como ríes y cierras los ojos, esperando que el denominador no sea tan grande y que el numerador sea mi número de la suerte.
Por que la fuerza con la que me tiemblan las piernas es directamente proporcional a la aceleración con la que me late el pechito cuando hablo de ti, y entre tantas matemáticas me puede doler la cabeza.
Si quieres podemos dividir la pena, te invito un café o en el mejor de los casos me invitas a salir de mi cueva, te quitas los lentes y sonríes mucho, de esa manera seré un Pepe Lee Pew, y tú el gato que corre por miedo, honestamente estoy aprendiendo a dar la patita y dar vueltas de carro para que me mires con asombro, tengo muchas cosas que escuchar de ti, como tu color favorito, y como es que te gustan los chicos.
Para dejar de ser ese tipo que llega desconocido y empezar por saludar, mi nombre es fácil de recordar, tengo 2 nombres aunque tu puedes llamarme cuando quieras, esta mañana olvide escuchar mi horóscopo y tengo miedo preguntar si quieres salir conmigo.
Espero que no seas ese tipo de chica que las impresionas con cualquier cosa, existen las que piensan que por distinguir ay,hay,ahí ya eres una persona letrada pero no saben que es un diptongo, existen aquellas que dicen que "pueden ser las dos al mismo tiempo" y no saben que es un campo semántico, espero que tus lentes divisen la delgada línea entre sentido común y surrealismo.
Si te puedo impresionar fácil, trabajo, estudio, voy al gimnasio, toco tres instrumentos, vuelo, controlo el clima, puedo ver el futuro y en invierno soy un perfecto abrigo, sólo por si las dudas, si no eres fácil de impresionar, mi parte favorita del libro de "La divina comedia" es cuando Dante describe la puerta del infierno, tengo un bonsái llamado Bongo y me corto el pelo todos los lunes.
En todo caso, con poca prisa, mucho miedo, bajo ego y temblor:
-"Hola"
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