viernes, 2 de diciembre de 2016

Y desperté sudando.

Me acerqué  un día a saludar, me mandó  a volar diciendo que yo era un idiota, que no me acercara más a ella pues  su novio me golpearía.
Tuve que esconder la rosa que tenía para ella, recuerdo que apreté  con más fuerza  y me sentí  estupido por  haberme  espinado solo por esa estúpida rosa. Élla  no tenía  novio, todos saben que Andrea no es la chica que se fija en los  sentimientos.
Por éso decidí  enamorarla en el infierno.

Le corté  el cabello para alimentar algún  raro fetiche  de algún   idiota en Internet,   le corté  las cuerdas vocales para que no siguiera  pidiendo clemencia,  le dije que  élla  partiría  a algún  lugar mejor, pues  en la tierra el infierno en que viviría sería  ver  las partes de su cuerpo siendo mutiladas por una  cuchilla  que atravesaría  su cuerpo.

Pedía auxilio, pero la sorpresa éra que estábamos en la cabaña de mi abuelo a un kilómetro de la carretera que va a la ciudad
-"Nadie te escuchará".
Le dije.

Cada uno de los  gritos que  hacia eran inútiles  pues yo estaba listo  y preparado  para  comenzar a grabar las atrocidades  que ella sufriría,  no me importaba que  sus lágrimas  cayeran, pues  estaba listo para ver  su sangre entre  mis dedos,  y sentir como la vida se iba de  cada una de las fribras que adornaban su cuerpo,  pues  su lindo cabello sólo  éra un hermoso  atributo que no le serviría  de nada ya muerta.

Y justo cuando le iba cortar el primer dedo desperté.

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