Cuando te fuiste, mencionaste que parecía un niño a pesar de tener
mi mayoría de edad, y está bien, lo reflexione mucho y llegue a la conclusión y
saber que tienes razón, me puso a pensar.
Fue ahí que decidí ponerme al corriente con mi vida,
necesitas un hombre, y no un tipo como yo, te miras lindísima con él, te lo
aseguro.
Me dispuse a cambiar, ya deje mis malos hábitos atrás, te aseguro
que no tendrás que ponerte en el campo de batalla con ellos alguna próxima
ocasión, solo si pasas delante de mi notarás que me puse algo de loción, y que
la camisa está perfectamente planchada, mis rodillas no están sucias y cambie
mis tenis de rayitas por unos zapatos casuales.
Dentro de la desesperación comencé con cosas sencillas, por
ejemplo los chistes tontos los hice a un lado, y comencé a comer con
cubiertos, dejé al lado mis juguetes y desde ayer ya tengo un nuevo cepillo
para mi rebelde cabello, tengo un par de camisas nuevas, tire las que tienen súper
héroes y ahora mi ropa interior ya no es de dinosaurios.
Quizá lo más difícil que pude hacer fue decirle adiós a mi amigo
imaginario, después de decir la contraseña me senté con él en el fuerte de
cobijas y cojines, tuve que decirle que ya no podríamos jugar, que era hora de
crecer y que ya no podíamos ser amigos, no lo pudo entender, porque apenas unas
noches atrás, comenzamos a hacer la casa del árbol y el nuevo juego de ver
quien pisa menos rayitas en la calle, ya no tendría sentido, si tan solo
pudieras entender que mi mundo no gira tan bien como cuando tú te paras de
puntitas y me miras sonriendo.
Ven y siéntate conmigo, los columpios no son tan incómodos,
dejemos al lado el romanticismo y dime que tiene el que no tenga yo, dime si el
puede volar, si puede contar hasta después del 49 o si puede dejar de respirar
2 minutos, dime si puede colorear sin salirse de la rayita.
Lo he visto, y no es más alto que yo, tal vez necesites algo más
que dulces de colores, ¿te gustaron sus costosos chocolates?, siento si
tengo las manos llenas de tierra, tarde un rato jugando entre el jardín,
buscando flores para ti, peleando contra las hormigas y huyendo de los
caracoles.
Te diría que te extraño, pero tú te miras feliz, en cada foto de
tu muro e historias sonríes, y estas con él, supongo que solo te voy a
estorbar. Honestamente tengo miedo, ya no quiero que te burles de mí,
diciendo que no aguante estar sin ti, verás que soy débil y es por eso que no
lo haré, seré un hombre en unos días, y necesito que pienses que lo soy aunque
por dentro mi corazón se hace cachitos cuando te veo con él.
Me destruye cada día saber que estas con él, y yo aquí, reparando
las cosas que no me di cuenta, escribiéndote cartas que tal vez jamás vas a
leer.
Compre tus gomitas favoritas, en el camino te robe una cuantas,
por eso es que la caja está abierta, tal vez te darás cuenta que sobran tres,
pero también me gustan a mí, dame crédito pensé en ti.
En este momento la basura está llevándose mis figuras de acción,
esas que cambie por libros de enciclopedia y diccionarios de pasta gruesa, para
que cuando entres a mi habitación y los veas pienses que ahora soy un
determinado lector.
He quitado mis dibujos animados de las búsquedas principales de mi
computador, las cambie por series aburridas y ahora me se completo el horario
de Nat Geo, y Discovery está en favoritos.
Para hacerte feliz, los dos te dimos un regalo, pero él hizo
trampa, el compró las flores, y yo te di un cactus, obvio te gustaron más sus
lirios, lo que tú no sabes que es que yo plante y regué todos los días
ese cactus, y que fuera solo para ti, y él se paro con unos billetes en
una florería.
No creo que tenga en cuenta cómo hacerte trenzas, y mucho menos
como te gusta que te abracen al ir a dormir, honestamente dudo que sepa cuál es
tu color favorito y como es que aprendiste a sumar.
Si él no puede decirme en que número estoy pensando no creo que
pueda hacerte feliz, tal vez le faltarán mis chistes tontos de medianoche y
será ahí cuando en suspiros me recuerdes a mí.
El es demasiado arrogante, y es claro que yo no puedo ser así,
pondré al lado la modestia, es así que te diré algo solo para que veas que yo
también puedo ser genial, ayer por la tarde aprendí a hacer los nudos de mis
agujetas, y solo para ser más presumido te puedo enseñar cuando quieras, guarde
las instrucciones en un papelito, así que no tendré problema.
Dime si ya le contaste mi secreto, ese de comer nueces debajo de
la cama, por favor no le digas que cuando me aburro comienzo a rayar tu nombre
en la parte trasera de mis cuadernos, iría a buscarte a tu casa y pedirte mi
rompecabezas pero hace un rato mi mamá salió y estoy castigado.
La próxima que te vea, tratare de recordarte lo mucho que te gusta
cuando te cuentan las cosas mientras acarician tu cabello, te recordaré que
cada uno de tus lunares es perfecto, que tu altura es la indicada para mis
estándares y que tu sonrisa es la curva más linda de ti.
Cuéntale que odias que te contradigan, que odias cuando te cambian
el tema y no soportas la voz del locutor del tercer canal de la radio, que
tienes cosquillas solo en los pies y que nunca te ha gustado la cebolla, dile
que eres enemiga de los errores ortográficos y que si te dan dinero de más lo
usaras en cosas sin sentido.
Iré a tu casa después, no me lo quiero topar, no soportaría ver
cómo te besa y como lo abrazas como lo hacías conmigo, odiare cuando te vea con
sus manos en tu cintura pero lo que más me va a matar es que le cuentes
de mi como si fuere un simple recuerdo sencillo y sin suspiros.
Recuerdas el monstruo del cual te defendí aquella noche que dormiste
aquí, bueno hice una espada de madera, me
puse pantalones largos y tire mis pantalones cortos, después de eso, me di a la tarea de cazarlo y
ahuyentarlo, así que ya no tienes por qué temer la próxima vez que nuestras
almohadas estén juntas en esta cama.
Cuida tu léxico al momento de decirle mi nombre, cuando te
bese y abras los ojos y no me veas ahí, l
veas a él con esa perfecta sonrisa natural, tal vez vas a sonreír por
compromiso, mientras tanto yo estaré aquí, me voy a convertir en hombre
pasado mañana, esperándote una noche más en el parque donde te conocí, solo te
pido un par de cosas, recuerda mi nombre siempre, y mi crayón de color verde.
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