domingo, 16 de abril de 2017

Dos de Tres.

No quiero iniciar como cualquier tipo de historia, "Había una vez", "Hace tiempo", "Un día", si no distinto, Lo que me pasó ésa tarde fué algo muy trivial, chistoso pero trivial.

Después de salir del trabajo, me dirigía a donde mi casa, y justo al doblar en una esquina, una chica de cabello corto, ojos pequeños, labios bonitos y piel linda, se atravesó por el camino de mi bicicleta, para no arrollarla di la vuelta bruscamente, y fui directo a un árbol que estaba cerca de aquella banqueta.
Como historia de amor normal, me miró y viceversa, pero en lugar de pedirme perdón preguntarme si estaba bien, o levantarme, se quedó parada, levanté mis lentes y la pude observarla mejor aun, con los mismos lentes hechos trizas, ella siguió su camino a la escuela, y yo me sacudí, me quite la basura que estaba entre mis prendas.

No la volví a ver, no después de un mes, pero esta vez, entro por la puerta en el mismo taller de guitarra al que voy yo, y rápido la recordé, sabia que era ella, en mi mente no había espacio para dudas, sólo para su inusual manera de actuar.
No tenía la finta de ser tímida, más bien era una chica, tranquila pero se veía que si la hacías reír no pararía de reír por un rato, y la verdad esa era mi intención, la vi y me dijo en un tono curioso:

-¿Y tus lentes?


Me reí unos segundos a la par de ella y rápido le contesté que por qué ya no la había visto otra vez por esa calle.
Me dijo que no quería que la arrollara una bicicleta, sentí que la sangre corría por mis intravenosas poquito más rápido, sentí que mi estómago estaba lleno de esas estúpidas maripositas, no quería sentir nada por nadie la verdad, no tenía dinero y tiempo para una novia.
Sin embargo no sentía remordimiento el fijarme en ella, me parecía sencillamente perfecta, sentí que de verdad me estaba enamorando de alguien y que valía la pena, todos los días la miraba y con ese cabello tan característico de ella, ondulado y negro, no era la más bonita estéticamente, pero me volvía encantadoramente loco.

Pasamos platicando cada que nos veíamos en las mentadas clases, hasta que un día con esa espectacular sonrisa, y algo de incomodidad, que claramente salia de sus bellísimos ojos terminó por presentarme a su novio.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario