Nunca había escrito algo para ti, duele saberlo, creo que al momento no me puedo defender de mis pensamientos, y es que ya paso tanto tiempo pero cuando pienso en usted, hay algo ahí.
Podía hablar contigo miles y miles de cosas, y nunca me parabas de escuchar, te quedabas callada y solo veías el suelo imaginando lo que yo decía, o tal vez eso me hiciste creer cuando era un pequeño.
Siempre fui un parlanchín, y usted una excelente oyente, realmente agradezco que nunca me callaste, nisiquiera hiciste algún intento de interrumpirme.
Valoro tantas cosas de usted que hoy en día, no significa nada que las recuerde.
Pude enviarte más flores, y no lo hice, pude haberte dicho que te quería como a ninguna otra persona, y sin embargo siempre me lo decías, hoy en día mi teléfono tiene fotos tuyas pero mi alma poco a poco olvida tu voz.
Tengo miedo al despertar mañana y que la vida eterna no sea real, y no volverte a ver nunca más.
No me queda otra cosa más que agradecerte por las pequeñas cosas que desinteresadamente hiciste por mi.
Me presentaste al cariño sincero y las acciones con amor desinteresadas, me enseñaste a querer sin esperar algo a cambio y fuiste mamá gallina.
Hoy en día solo me quedan miles de recuerdos de las veces que llorabas cuando nos íbamos de tu casa, y me atormenta no haberte visitado más veces.
Siempre analizo las cosas que me decías de niño, y hoy en día tu bondad aun tiene cosas para enseñarme, las aplico en mi vida de adulto pero me falta más bondad para ser como tú.
Siento que no conoceré a una persona que me ponga las manos en la cara y me cocine con el cariño que tú tenías guardado para mi.
Las piedras de los frijoles rancheros tenían un sabor especial, y siempre que me decías que tu teléfono sonaba la ranita, te ponías feliz por que era alguien importante.
Tal vez en muchas ocasiones estuve a punto de morir o de caer en malas situaciones, sin embargo estabas ahí, ayudándole a mi angel de la guarda por que sabes que no soy el mejor planificador.
Me llena de felicidad que ya no sufres pero me dejaste un hueco enorme en el corazón que no lleno con nada, me falta un pedazo de alma.
Te prometo cuidar a mi madre, nadie la volverá a tocar, la dejaste en las manos indicadas, y si es necesario usar fuerza ruda te prometo que lo haré, pero tú, tú sigue cuidando a ella cuando yo no esté cerca.
Yo me quería tatuar su firma, y a regaños entendí que no, así que las cosas serán como usted desee, pero también necesito permiso para otro tatuaje.
Gracias por todos y cada uno de los buenos tratos, te pido una disculpa por las veces que no entendí y me enoje, pues era un niño y ahora de grande solo quiero regresar a verte sentada en tu casa.
Este escrito no puede llegar al cielo abuela, pero la dejo aquí.
Gracias por mi infancia, y por hacerme feliz cuando mi casa era un infierno.
Atte. "Johancito"
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