jueves, 6 de septiembre de 2018

Señor Dragón.

Buenas tardes señor dragon, disculpe la hora en la que me vengo a presentar, yo se que su estómago ruge por estas horas y que el aperitivo para abrir el apetito esta servido en su mesa, después de todo se levantó esta mañana con dolor de cabeza.

Honestamente dudo que  intente hacerme daño, mire, después de esto, estoy seguro que me comerá vivo, y que el pollo frito, ese que su esposa prepara, lo olvidara, y comenzará conmigo.

Escupira algo de fuego y con suerte lograré esconderme en alguna roca, si pudiese bajar su furia, me permitiría dejar de temblar, pues tengo veinte años y aún estoy como niño, buscando esconderme, pero no lo haré, por que tarde alrededor de siete largos y tardado meses para pararme frente a usted y rogar una oportunidad con su hija.

Se que desaprueba la relación, y también se que me odia por que piensa que no soy un caballero con ella, pero le aseguro que no es así, y que esta más alejado de la realidad de lo que piensa, por que estoy dominado y arrodillado frente a ella gracias a la sonrisa que ella carga entre las mejillas.

Busque entre mis bolsas y vea que mis intenciones de hacer reír a su hija las compre por toneladas, aunque siendo sincero aún debo el noventa por ciento de la luna, la cual No me la darán hasta que pague el setenta y cinco, y honestamente di los ahorros de mi vida en el cinco por ciento, el otro cinco lo tuve que buscar en casas de préstamo.

Se que tiene acostumbrada a su hija a vivir como reina y déjeme decirle que nunca la he bajado de ese peldaño, ella es mi adoración y escojo las flores más bonitas solo para ella, sus flores favoritas son las rosas, aunque me gusta buscar girasoles, he terminado espinado por estar de travieso en la florería.

Las locuras que hice por ella son más grandes que las que he podido hacer alguna vez, que si bien se que estoy loco ella, me hace feliz.

Usted a criado, educado y convertido a una niña en una mujer, una dama, de esas de las que no se encuentran una tarde de domingo que vas a la tienda por jugos y chucherías,  de esas que cruzan la esquina y te miran a los ojos.

No le miento la primera vez que la vi, aquella mujer de cabello suelto, corta altura y vans, estaba muy lejos de mi alcance, sentí que a esos labios tipos como yo no llegamos, y me convertí en una lagartija que miraba al cielo, ella como una nube y yo al ras de suelo sobre una piedra con el sol en la espalda y ella volando y bailando al ritmo del viento.

Se que estoy enamorado desde el momento en el que le confíezo que yo no profeso ninguna religión, pero me he llegado a arrodillar y pedirle a él, que vive allá arriba - "Nunca te pido nada, y siendo sincero me siento hipócrita, pero esto no es para mi, es para ella, solo te pido que la cuides mucho", y para ser honesto no se como rezar, no se que decir pero cada que se enferma no me siento cómodo estando yo acostado y sabiendo que ella la está pasando mal.


Tengo un par de secuaces los cuales me ayudan a tratar de conquistar a tu hija, una guitarra vieja, mis cartas y un sinfín de chistes tontos. Nos ponemos de acuerdo cada miércoles a las 9 de la noche, cuando la luna se posa en lo más alto y me dice que está lista para escuchar la lluvia de ideas, ella y mi almohada son mi publico a la hora de cantar mis canciones, a la hora de escribir y sobre todo para ayudarme a inventar cosas nuevas.


Señor Dragón que bueno que se sienta y a bajado su nervio, honestamente no quería llegar a casa sin una pierna y con mis prendas hechas trizas, usted está acostumbrado a ver idiotas tras sus hijas, pero le juro que yo tengo una misión y es verla reír, hacerla sentir fuerte y segura de si misma, si ella duda alguna vez la culpa será mía por no haberla animado a hacerlo.


Quizá los esqueletos que reposan en su sala de estar, bajo su TV, son los mismos que han intentado caer en su gracia, pero aún le digo rogando que me deje hablar, quizá me faltan más de mil cosas para poder llevarme a su hija a pasear, pero estoy ahorrando por un caballo,  bien se que todos lo que la invitan a salir son mucho más apuestos, pero le aseguro que ninguno la quiere como yo, que si bien, yo vengo a pie desde la cima de aquella colina donde esta el paradero de mi casa, a ella la llevo a donde sea que ella quiera.

Corte un par de manzanas para que ella pudiera caminar  conmigo, y cuando ella quiere eructar, me tapo los oídos fuerte fuerte, ella es la magia de la vida, usted no escatimó en buscar los colores mas bonitos para su piel, y puedo adivinar que aquel cabello largo que ella tiene su esposa lo peino durante muchas noches, si la reina de hielo me mira aquí, me dara las buenas noches mientras me cierra la puerta en la cara.

De cualquier manera yo le pido una oportunidad, si esta noche, usted deja ir a su hija a los columpios, por que le escribí una canción y me gustaría cantarle lo que siento, si de alguna manera usted me pide que no vuelva a verla, me veré en la penosa necesidad de verla todas las tardes cuando usted tome su siesta después del café.

La robare cuando usted camine al mercado y algún día me casare con ella en la iglesia más grande del pueblo, mientras tanto, aquí estaré, escribiendole cosas detrás de estas rocas, convenciendola, tratando que ahuyentar a los chicos con caballo y aquellos que tengan mejores chistes que los míos, le pido una disculpa, pero la quiero en mi vida.

Con el temor del mundo en la mano, le habló, el hijo del sastre.

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