jueves, 4 de mayo de 2023

El sabor de tu saliva.

 La incomodidad que siento de quererte tanto, guardo tantas cosas tuyas en mi, que siento que en cualquier momento podré hacer tomos y capítulos recuperando lo mejor de nosotros, un compendio que no tendría pies ni cabeza pero le sobrarían historias y citas parafraseadas listas para poder ser referenciada en futuras entregas de nuestra historia. 


No podría venderla, no sabría ponerle costo, lo que si podría hacer es describirla tanto que nos faltarían noches para poder leer las síntesis que hay dentro de cada capítulo, tengo los mejores nombres para los capítulos guardados en un sobre con rondana de oro, para guardar los títulos como "Nuestro primer beso en la oscuridad" y sin olvidar de aquél tomo que dirá "El amor de mi vida, de otra vida", y sin hacer menos el título "Cuando tú y yo bailamos".


No puedo dejar de pensar como hubiera sido la tarde en que por fin le pediría tu mano a tu mamá, y no puedo imaginarme como seria la noche en que por fin pondría una rodilla en el suelo, y en posición eslavica pedirte que unas tu vida a la mía, no sé cuántas noches faltarán para que deje de suspirar cada que pienso en ello. 


Si tus labios ya no me pertenecen, acepto la responsabilidad, si ya no piensas en mi, es lo correcto, y si nunca volveré a sentir tu piel sobre la mía, supongo que no hay algo extraordinario, pero, dime tú como hago para dejar de tenerte presente en mi vida todos los días. 


Empecé abrazando el dolor, después de tantas noches me quedé dormido cuando lo rodeaba con mis piernas, y para ser honesto no fue más difícil que aprender a contar. 


Pues, en si, huía de él prácticamente desde la primera vez en que decidimos dar por terminado la gira de nuestra obra de teatro, y sin embargo la noche en que lo sometí y puse las cosas en claro, me dejo de lastimar tu ausencia, pero te puedo ser claro si digo, que ver tus labios bonitos y no volver a besarlos es como estar en el mismísimo infierno.


Pongo en duda total que pienses en mi, sin embargo yo todos los días pienso en ti, de los 50 pendejos que tienes a tus pies, me niego a ser el 51, por que he visto cómo te hablan, y he visto cómo te dicen cosas halagadoras, sin embargo, sé que lo hago mejor, por el simple hecho que yo no te quiero cojer. 


Bueno ponle tú que si, pero yo no te diría algo sólo por quedar bien, sólo yo sé besarte de la manera en que aprendí a través de los años, la experiencia que me marcó en como buscar tus labios y seducir tu cuerpo es una técnica que no aprendes de ayer a hoy, pues requiere de habilidades especiales y de entregarse plenamente, te podría decir que llanamente no fui tuyo, pero al momento de hacerte el amor, siento que me robaste el alma y la vida que no sabía que me restaba. 


Yo no pretendo cojerte, dicho así vulgarmente, puesto que yo busco algo que sin darte cuenta me regalabas a manos llenas en cada gemido, busco tu alma, busco la pasión que salía por tus ojos al verme entregándote cada parte de mi cuerpo sin control y sin miedo a perderme en ti, recorriendo sin frenos cada una de tus curvas y logrando que nuestros cuerpos cobraran conciencia para que hicieran lo que les plazca, mientras tu alma y la mía se besaban con tanta ternura que parecían haberse encontrado después de tantas vidas. 


Pero si mi cuerpo, no vuelve a probar del sudor del tuyo, supongo que así tiene que ser, no estaré en tu celular mañana para pedirte eso, no sin flores, no sin haberte soñado más noches, no sin haberte extrañado más días, por que no encuentro formas para pedirte que me vuelvas a besar, y me pone triste que te vayas, y a mi no me salga decir adiós.


Me perdí tanto en ti, que hoy en día la salida solo implica vivir con tu recuerdo y tus besos en mi boca, hoy en día, no me queda nada de ti, y me abraza la abrumadora sensación de saber que poco a poco empiezo a olvidar, el sabor de tu saliva. 


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