Les contaré algo que me pasó, lo pude sentir en el viento, en mi cuerpo y a través de sus ojos.
El plan era sencillo, caminar hasta la entrada de aquella aburrida escuela y tener que mirar a las mismas personas aburridas de todos los días.
Tan grandes eran mis ganas de llegar a el salón de clases, que vi como los demás chicos de mi curso se paraban a ver por la ventanilla de la dirección; Como eso no era usual en un día normal, decidí caminar hasta donde se encontraba la multitud y pude ver la silueta de una linda señorita con ojos color cielo.
Sorprendido y pasmado escuche como un compañero gritaba mi nombre y me tomaba del hombro con la fuerza suficiente para moverme y tirar mi mochila de un solo golpe.
-Sergio!, Mierda! Deberías caminar más rápido me llevo esperando que llegues mucho tiempo ¿podrías pasarme la tarea?-
Le sonreí y con una mirada cálida le dije...
-No-
Me retiré del lugar sin poder escuchar lo que me decía, cuándo llegue al salón de clases no pasaron ni 15 minutos y el profesor en turno ya había entrado a aquel tétrico salón dejando fuera a las mismas personas molestas de siempre.
No pude ocultar por mucho tiempo mi alegría al saber que las personas que nunca ponen atención estaban fuera del salón.
-Muy bien chicos espero tengan ganas de trabajar por que...--
~Tap Tap Tap! ~ (Sonaba unos golpecitos originantes de la puerta.)
-Hola profesor interrumpo?, que tonta pregunta, me permite dejarle a está muchachita?...
Yo para ese momento no podía creer lo que estaba viendo pues era aquella linda señorita que había visto apenas unos minutos.
Su lindo cabello y ondulado me hizo suspirar como niño de película y fue ahí cuándo todo comenzó.
El cerebro fue el primero en caer, sentí como mi cerebro se llenaba de feniletilamina y sentí el bombazo de energía del cual se lleno mi cuerpo.
-Si claro!,
-~ discrepó el profesor apresurado.~
-Gracias profesor.
Se retiró y dejó a la nueva alumna del curso.
Bueno señorita, puedes presentarte al grupo y decirnos ¿cómo te llamas? y de ¿dónde vienes?
~dijo el profesor~
La señorita apresurada, nerviosa, con su mano derecha sosteniendo su mochila y con la izquierda acomodando su cabello, frunció el seño para responder y justo antes de que ella respondiera,
pude sentir como la feniletilamina se segregaba con la dopamina la norepinefrina y la oxitocina;
Ya bajo los efectos de aquel curioso cóctel de sustancias, una gota de sudor resbalaba por mi frente cayendo con fuerza sobre mi escritorio, para hacer un débil sonido.
Me llamo Wendy, tengo 17 años y vengo de Juárez.
Pude sentir como mi corazón latía más rápido, pude sentir como las personas a mi alrededor se muteaban y solo veía los movimientos de las bocas moviéndose acorde de sus risas mientras la misteriosa chica se estremecía y sus ojos se dilataban, yo se que nadie más vio la linda sonrisa que ocultaba detrás de sus nervios.
Mi hipotálamo fue el segundo en rendirse, tirar su espada y dar marcha atrás, el no intentó quedarse a pelear con la sonrisa de Wendy, se rindió, y cuando lo hizo cedió la comunicación a través del sistema nervioso central.
La chica terminó de presentarse y decir detalles de ella, los cuales no los escuché por mirar sus lindos ojos, que, para mi suerte el profesor la sentó frente a mi en una banca a mi derecha.
Cabe resaltar me yo estaba sentado al final de mi línea y ella estaba en la penúltima silla, a lo que tan sólo era cuestión de tiempo para hablarle y tomar un pretexto estúpido para poder decirle hola.
Mientras más pasaba el tiempo mis gotas de sudor eran tan grandes y en cada una de ellas un pequeño grito sofocado de temor.
No tardé en darme cuenta que mi cuerpo estaba cayendo a pedazos a manos de su mirada.
Para esto, ya mi cuerpo estaba infectado por las sustancias que mi sistema había segregado y enviado a cada rincón, era el turno de la adrenalina y la noradrenalina, y mi corazón el tercero y último al entregarse a manos de su cabello arrojó la toalla y tomó su derrota con bastante resignación y debilidad ya no había más que hacer, comenzó a trabajar en un ritmo desconocido.
Era el turno de cambio de mi profesor seguía aquella típica maestra que quiere simpatizar con los alumnos con sus aburridos y tontos chistes,
Se presentó y nos platicó otra de sus aburridas anécdotas esperando la aceptación de sus alumnos.
Tomó más minutos platicandonos sobre su vida así que me dio tiempo de admirar mi cuerpo y pude darme cuenta de la batalla que estaba librando y más que librando preferiría tomar el término "masacre" para definir esta lucha.
Mi corazón se había entregado, y el ya había regalado mi sistema sanguíneo, aumento mi capacidad muscular y los glóbulos rojos comenzaron a recorer una distancia impresionante, el oxígeno que transportaban los mismos, corrían con la suficiente fuerza para dejarme sin aire, para poder tomar el control.
Ya mi cuerpo había aceptado su inminente derrota contra su sonrisa, yo estaba tomando aliento cuando depronto, voltea sonríe y de sus labios brotó una hermosa canción que pudo escuchar mi corazón a tal gravedad que sentía como mandava a volar a mi sentido común.
Hola!, me llamo Wendy.
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