jueves, 10 de noviembre de 2016

El florero vacío.

Hola, soy el Lic. Ricardo Martínez y les voy a contar algo  que no debería, por que  mi ética  profesional se ve comprometida.

Hace unos momentos vi salir una mujer  desconsolada dejando caer  un mar de lágrimas, salió  de mi despacho, resulta que esta historia viene de un problema de familia,  si usted lector me permite, para ir  directamente al grano,su esposo le estaba siendo infiel por más  de 5 años seguidos.

Me platicó  que ella estaba junto a él  desde hace ya 18 años,  su esposo pertenece a el  ejército mexicano, a su esposo lo mandaban  cada mes a la Sierra  de Chihuahua a cortar  plantíos  de mariguana de cárteles mexicanos, y pasaba  1 semana franco (en descanso) así que cada que bajaba de la Sierra el pasaba a la florería de Guachochi a comprar las flores más bonitas y  frescas  que habían en temporada para llegar  a su casa  y dejarlas  en un bonito florero color gris hecho de piedras, cada que él  llegaba, le pedía al taxista que lo dejara 1 calle antes a llegar a su casa, pues  así aseguraba que su esposa no escuchara el ruido de algún  coche y tomarla por sorpresa con grandes flores.


Cada que el militar llegaba a casa, dejaba el gran ramo de flores  en el mencionado florero, y tomaba la guitarra que siempre dejaba en un rincón de la sala para  cantarle a su esposa.
Comían  y daban  por el parque grandes caminatas, para llegar a la heladería y comprar un helado, valga la redundancia.
Fué así que se mantuvo la relación por más  de  13 años  intacta,  inerte, con lazos fuertemente entrelazados.
Hasta que llegaron  aquí a Coahuila pues había cumplido su servicio militar en aquel lugar de Chihuahua.
La mujer  me dió una serie  de fotos de material  instantáneo donde tenía las pruebas suficientes para pedir el divorcio.

-¿Usted  tiene hijos?
Pregunté.
La mujer bajó la mirada y tras  7 segundos de incómodo silencio y sollozos me dijo.
-Soy estéril.
Se pretificó su voz, su comisura se  hecho y sus pequeñas orejas se tornaron de un color rojizo.

Le pedí  que se calmara y que me dijera  como fué que ella notó  la infidelidad de su esposo.
Ella me comentó  que cuando llegaron a Coahuila
los soldados tenían que dar  rondínes por la ciudad  a altas horas de la noche, pues una fuerte  movilización militar estaba presente en Acuña pues algunos tiroteos se habían presentado.

Caían sus lágrimas  al decirme que cuando llegaba a su casa el militar no tenía nisiquiera la intención de recoger un pétalo en la calle para llevárselo como regalo,  ya no tocaba la guitarra  y cuando llegaba la hora de dormir, no la  tocaba.

-¿Sabe usted dónde conoció  a su amante?
Bajé la mirada cuando le pregunté.
 Ella no supo contestarme, pero me dijo que la mujer con la que compartía el triángulo, era  alta de 1.77cm  de peso 72k cabello color  castaño y de tez clara.


-El divorcio puede  ser algo costoso, pero pondré la tercer parte de mi sueldo y todo mi empeño para que usted  sea libre  y salga de ese estado en el que se encuentra.

La mujer  abrió los ojos, presionó  sus labios  limpió  sus lágrimas  y me preguntó  que cual era la razón de mi apoyo, no intenté  decirle  nada dentro de los segundos venideros pero  al cabo  de 2 minutos tras  pararme y mirar por la ventana que hay en mi oficina le dije que la mujer de las fotos y la descripción  tan detallada que me daba,  era mi esposa.

La mujer dijo que ella estaba impresionada y que le lastimaba decirme aquella  noticia  atroz.

Le pedí que volviera mañana a primera  hora y hablaríamos del caso para comenzar  los procedimientos legales  en cuanto fuese posible.
Le dije que el papeleo y de las cuentas me   encargaba yo, la mujer  salió llorando de mi despacho.


Ahora  estoy aquí,  estoy apunto  de abrir la perilla de mi hogar y tengo mucho que hablar con mi futura  ex esposa.






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