Todas las mañanas al salir en mi bicicleta puedo ver a Don Braulio sentado sobre su mecedora
hablándole al viento, no me es muy grato verlo así, me hace sentir mal.
De vez en cuando voy a saludarlo, hasta voltea a verme pero sigue hablándole al viento, él sabe perfectamente que estoy ahí pero aún así puede seguir hablándole a la mecedora de al lado, el hace un movimiento con su mano antes de saludarme pidiendo que pare de hablar.
Él tiene alzheimer y siempre olvida que el amor que tuvo, ya hace mucho tiempo partió.
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