martes, 3 de enero de 2017

El delincuente.

Ésa noche yo recuerdo  no parecía  de lo más  tranquilo,  ésta historia que le voy a contar es mía pues la viví  hace unos días.

Mi nombre es Arturo Cruces González soy policía  en la ciudad de Zaragoza Coahuila, tengo 3 hijos y una linda esposa, mi vida  es tranquila, llevo más de nueve años prestando servicios y me enorgullece trabajar como policía,  "Guardias del Orden " nos dicen las personas  que nos conocen,  y las que no nos  conocen nos llaman "Ladrones".

Pero como toda historia tiene su lado negativo,  les contaré el lado negativo.
Hace unos días recibí alerta de una  riña producto de un mal entendido  entre un vendedor de sustancias ilícitas y un comprador despistado.

Fuí hacia el punto de encuentro que me habían señalado en la comandancia, al llegar al punto desfundé mi arma y tras ver a ése joven huyendo de la escena traté de seguirlo.
Se metió  dentro de un callejón y tras  2 minutos  de correr las paredes de aquél  lugar estaban cerradas lo tomé del brazo y le pregunté que éra lo que hacía, él me dijo que estaba trabajando ya hace más de 2 meses  y medio,  que  éra un vendedor.  Le bajé la cabeza y lo tomé  por el hombro para inutilizar su brazo, puse mi dedo pulgar entre su cuello para darle una ligera molestia.

Cuando llegamos a la patrulla, ví su mirada buscando el suelo y tratando de  esquibar mi rostro.
Comenzé a conducir, y recordé los consejos que olvidé darle, la educación que le faltó,  y el padre que no estuvo ahí para mostrarle  lo que  trataba la vida.


Exacto, quien estaba en la parte de atrás de la patrulla  éra nada mas y nada menos que mi hijo de  19 años, quién estaría  preso por un largo tiempo.

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