Ésa noche yo recuerdo no parecía de lo más tranquilo, ésta historia que le voy a contar es mía pues la viví hace unos días.
Mi nombre es Arturo Cruces González soy policía en la ciudad de Zaragoza Coahuila, tengo 3 hijos y una linda esposa, mi vida es tranquila, llevo más de nueve años prestando servicios y me enorgullece trabajar como policía, "Guardias del Orden " nos dicen las personas que nos conocen, y las que no nos conocen nos llaman "Ladrones".
Pero como toda historia tiene su lado negativo, les contaré el lado negativo.
Hace unos días recibí alerta de una riña producto de un mal entendido entre un vendedor de sustancias ilícitas y un comprador despistado.
Fuí hacia el punto de encuentro que me habían señalado en la comandancia, al llegar al punto desfundé mi arma y tras ver a ése joven huyendo de la escena traté de seguirlo.
Se metió dentro de un callejón y tras 2 minutos de correr las paredes de aquél lugar estaban cerradas lo tomé del brazo y le pregunté que éra lo que hacía, él me dijo que estaba trabajando ya hace más de 2 meses y medio, que éra un vendedor. Le bajé la cabeza y lo tomé por el hombro para inutilizar su brazo, puse mi dedo pulgar entre su cuello para darle una ligera molestia.
Cuando llegamos a la patrulla, ví su mirada buscando el suelo y tratando de esquibar mi rostro.
Comenzé a conducir, y recordé los consejos que olvidé darle, la educación que le faltó, y el padre que no estuvo ahí para mostrarle lo que trataba la vida.
Exacto, quien estaba en la parte de atrás de la patrulla éra nada mas y nada menos que mi hijo de 19 años, quién estaría preso por un largo tiempo.
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