¿Quieres algo de que reír? Te diré algo muy gracioso, és mejor de lo que esperas, enserio.
Un hombre entre mis brazos se desangra y llora en agonía, solloza del dolor.
Jaja, ya ves!, mi sonrisa falsa aún no se vá, pero para que te pases ése mal trago de saliva te contaré lo que pasó.
Soy un asesino a sueldo, trabajo para gente muy mala de Baja California Sur, específicamente en Ensenada.
Comenzé hace un par de años como mandadero y camello, los conocen como "Burros" por que son quienes llevan la mercancía de punto a punto.
Después subes a otro rango sí se puede llamar así. Para terminar con ésto rápido subí varios peldaños arriba, no soy cualquier asesino, soy de los mejores.
Termino rápido con el trabajo y me aseguro de hacerlo bien, mis nombres y apellidos sólo son palabras vacías y sin sentido, no vale la pena decirlo pero me dicen "El Charro" .
Te contaré algo de mí, yo fuí pobre, vengo de la familia más unida, de la mas humilde, de la más golpeada por la sociedad. No me da pena decir que subí a un par de camiones a cantar para comer algo caliente por las noches con mi familia.
Yo sólo canto, éso de tocar un instrumento no sé me da, mi mejor amigo, Luís, éra quien tocaba la guitarra, una guitarra parracho de color madera con un tono rojizo entre el brazo de la guitarra, varios parches entre los visibles huecos de madera que se dejaban ver apenas unos metros.
Mi mejor amigo, el mejor amigo.
Lo tétrico de la historia comienza cuando, una noche tras recibir una llamada de algún empresario, pidiendo mi trabajo, quería que fuera tras un hombre de negocios, de la gran urbe, le pedí dirección, y algunas características de él.
Me dijo todo lo necesario, le cobré $65,000. pesos mexicanos.
Ala mañana siguiente, salí de mi casa, tomé mí auto y me dirigí a donde la dirección apuntaba, caminando , un hombre de más o menos 1.74 cm de altura, y algunos 83 kilos éra el objetivo, me acercaba lentamente cuando se metió a un estacionamiento subterráneo, puse un cartucho, jalé el cerrojo para cargar la recámara, y puse un silenciador que conseguí apenas unas semanas atrás, estaba todo listo, guardaba mí distancia para pasar desapercibido, subió a un automóvil de color negro de reciente modelo.
Me pare detrás de él, y coloqué mi arma en su espalda.
-Haces una pendejada y te cobro doble.
Le dije.
Para asegurar mi objetivo tomé su brazo y metí su cabeza dentro de los asientos traseros, le disparé 4 veces sobre la espalda y abdomen.
Pude ver su cara, ésa cicatriz que tenía en la mano por culpa de un camionero quién había frenado bruscamente, éra Luís.
Se reía y lloraba viéndome a los ojos y tratando de abrazarme.
Lloré, y le dije que me arrepentia, pero en los últimos minutos de su vida, solo me sonrió pero no me perdonó.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario